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Natalia Solomonoff

La propuesta de componer una pieza radiofónica me remitió inmediatamente al caso argentino de promulgación y derogación de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como Ley de Medios [...].

 

La ley de medios apuntaba esencialmente a la democratización y desmonopolización de los medios de comunicación, a la creación de espacios para sectores de la sociedad históricamente relegados, invisibilizados o de escasos recursos como los pueblos originarios, agrupaciones culturales o  instituciones educativas. [...] Su derogación por Decreto de Necesidad y Urgencia por parte del presidente Mauricio Macri apenas asumido el poder en 2015, marcó el inicio de una nueva etapa política en la que se instalaron mecanismos de control y manipulación de la información, persecución ideológica y política, censura y represión en las calles con un fuerte retroceso en materia de derechos humanos [...].

 

Ante este panorama, al pensar en la composición de la pieza, retornaba a mí la pregunta sobre el rol social de los medios de comunicación, su rol político y su relación con la democracia. [...]. También retornaba a mí la pregunta sobre el rol del arte, sobre su capacidad de interpelar, de movilizar, de cuestionar la realidad. Y el deseo de llegar sensiblemente, más allá de la información, de la palabra dicha o escrita y del relato, a un sector de la sociedad que aún es indiferente o no toma conciencia de la gravedad de la situación.

 

Así surgió la idea básica de en vivo: se trata de una propuesta sonora de tipo documental, a que intenta dar cuenta de un tiempo histórico con las voces de algunos de sus actores y hechos emblemáticos. El resultado es una suerte de montaje de registros sonoros tomados de diferentes medios de comunicación y en vivo, en las calles. En este sentido, fue un inmenso aporte la lectura de algunos textos de Serguéi Eisenstein sobre teoría y técnicas del montaje. También fueron inspiradoras ciertas obras electroacústicas de compositores latinoamericanos como Eduardo Bértola, Jacqueline Nova, Mesías Maiguashca o Coriún Aharonián. [...]

 

Concebir una pieza radiofónica nos desafía e invita a pensar en un tipo de relación diferente con el público; más anónimo que el que vemos cara a cara en las salas de concierto y paradójicamente más cercano dado esa particular suerte de “intimidad” que a falta de soporte visual- la radio propone. La otra cuestión a considerar en una pieza de tipo documental con elementos fuertemente regionales, refiere a las posibilidades de recepción y construcción de sentido en otros contextos culturales a partir de elementos expresivos y netamente musicales, más allá de factores idiomáticos y culturales. En este sentido, la pieza debería sostenerse por sí misma como tal, más allá de cualquier fundamentación extramusical.

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